Hace unos días escribía un artículo titulado “HAY QUE TOCAR MÀS, Y NO PRECISAMENTE “LOS HUEVOS”.
Defendía la necesidad que tienen algunos chavales de que sus padres o tutores les colmen de cariño, afecto y respeto.
Los adolescentes también tienen sus obligaciones hacia los progenitores y parece que se olvidan con excesiva frecuencia de tal labor.
En mi trabajo escucho con frecuencia la frase que algunos les dedican sin ruborizarse lo más mínimo cuando el padre o la madre intentan corregir una actitud inadecuada, asignar una tarea o simplemente iniciar una conversación: “ME SUDA LA POLLA”, que algunos utilizan como respuesta (a modo grosero y contundente) para decir que algo le es completamente indiferente.
No os dáis cuenta que no os puede “SUDAR LA POLLA” cuando a quien va dirigido semejante improperio cuida de vuestra alimentación, vuestra manutención, vuestra salud y vuestro bienestar.
No es bueno ir de sobrados, ni ver en tus padres un cajero 4B exclusivamente. Sabéis por qué?, porque, aunque os parezca mentira, mientras estáis bajo su tutela o en su casa, no sois nada sin su ayuda. Así que, si te sigue “SUDANDO LA POLLA” cada vez que te dicen algo, no sufras, búscate un trabajo y organiza tu propia vida, y si eres menor, pues …, como soléis decir vosotros, “A CERRAR LA PUTA BOCA”.
PD: El lenguaje utilizado en este artículo es fiel reflejo de lo que a menudo escucho en mi día a día luchando por sacar adelante a estos chicos, y me quedo corto.
Manuel Torres