Esta niña tiene el cerebro cascado
13 junio, 2019
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La frase que da título a este artículo la pronunció una de las cuatro maestras de un colegio público de Sevilla a una alumna con autismo y que ha sido denunciada por los padres de la alumna.

No es un hecho aislado ni mucho menos. Insultos, vejaciones, humillaciones, burlas, son una práctica que se está extendiendo entre algunos docentes dirigidas a sus alumnos.

Los grupos de WhatsApp de profesores, las reuniones de los mismos en las salas destinadas a ellos en los Centros son, además de las propias aulas, los lugares donde basándose en una supuesta autoridad sobre el alumnado profieren todo tipo de ofensas y mofas, “tu eres subnormal”, “tu de mayor solo podrás aspirar a ser camarero”, “cállate que no tienes ni idea”, “no vales para nada”, “nunca llegarás a la universidad”, son algunos de las frases que suelen utilizar estos despreciables sujetos.

¿Por qué ocurre todo esto?, yo creo que fundamentalmente por la falta de vocación, una malísima formación y unas respuestas tibias por parte de los directivos que en muchas ocasiones prefieren mirar para otro lado. La inacción es mayor en las escuelas públicas, dada la seguridad que tienen en sus puestos de trabajo y un mayúsculo corporativismo mal entendido.

Los chavales que yo trato son, en muchos casos, víctimas de todas estas tropelías, se cansan, se hartan de que nadie les preste atención y encima a algunos de ellos les vejan y les denigran públicamente. Resultado: abandono escolar. ¿Sabéis lo que cuesta recuperar a un chico después de haber sufrido un tormento de esa magnitud?. Mucho, y en ocasiones deriva en buscar salida y consuelo en el consumo de drogas.

Por último, deseo resaltar que, dentro del colectivo, como en todos, existen excelentes profesionales que velan por la educación y seguridad de los chavales a su cargo, pero deben de ser éstos precisamente los que denuncien y arrinconen a los incompetentes que se toman la enseñanza como un trabajo, solo y únicamente para ganar dinero y poder ejercer su demente modo de ejercer una especie de supremacía atolondrada y carente de sentido.

A las familias de aquellos jóvenes que se encuentran en las situaciones detalladas anteriormente, “denunciar, no tengáis miedo”. Es hora de que el temor cambie de bando.

La mediación entre escuela, familias y alumnos es un arma poderosa para solventar este tipo de situaciones.

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