Nos han sumergido en una sociedad impersonal, carente de afectos y escasa o nula empatía. Los hijos se han convertido en enemigos de sus padres y viceversa. Los lamentos son continuos, los reproches, constantes, y la batalla se percibe larga y dolorosa por ambas partes. Nuestros hijos necesitan que les toquemos, si, toquemos, y no […]